¿De qué hablamos cuando hablamos de estupidez? Estupidez: un enfoque científico

Una de las cosas más –y mejor– estudiadas por la psicología es la inteligencia. La inteligencia es –según el chiste– la característica humana mejor repartida: todos creemos tener la suficiente. Aunque, al parecer, quien tiene un cociente intelectual más bajo sobrestima su inteligencia y quien lo tiene mas alto la subestima. Pero hoy es necesario hablar de otra característica menos glamurosa pero igualmente importante en nuestro día a día: la estupidez. ¿Quién no ha visto –o padecido o cometido– una estupidez? Una revista de primer nivel –nada menos que Intelligence— ha publicado un trabajo de investigación sobre la estupidez (Aczel, 2015). Al fin podremos responder a una pregunta clave: ¿de qué hablamos cuando hablamos de estupidez?

Observemos por un momento un caso de estudio. Veamos como es una estupidez en acción en el siguiente gif animado:

estúpido con escopeta

Estupidez: caso de estudio.

La estupidez, en líneas generales, es cualquier comportamiento que se desvía de la expectativas que uno tiene (por lo que puede variar la percepción de algo como una estupidez). Estos comportamientos tienen consecuencias negativas (habitualmente para uno mismo). Realmente es más fácil identificar la estupidez que definirla, por eso pongamos un ejemplo reciente del que fui testigo: «Dijo que sabía cambiar él la rueda del coche y no tenía ni idea el muy estúpido. Al final tuvo que llamar a la grúa igualmente y nos hizo tener que esperar el doble. ¡Se lo dije!». Es curioso que hasta ahora no ha habido ningún intento de medir la estupidez personal de cada individuo, pero tenemos fe en que el estudio del que vamos a hablar abra las vías del conocimiento para que se desarrollen herramientas fiables y válidas para su evaluación tan necesaria en ocasiones.

Antes de adentrarnos en la propuesta de Aczel (2015) hay que hacer un pequeño repaso a lo que se ha dicho hasta ahora sobre el tema. La estupidez ha tenido su cabida en la literatura humorística y quizá el libro de Cipolla sea la obra de obligada referencia. Por otra parte, desde el mundo académico se ha tratado también de analizar el fenómeno. Se han propuesto algunos modelos de estupidez y sus factores implicados que tratan de caracterizarla. Veamos algunos ejemplos de estas propuestas de la literatura científica:

  • Listontos o listúpidos (Dutton y van der Linden, 2015): Gente lista puede actuar estúpidamente por el mero hecho de ser listos. Los listos pueden abstraerse y crear modelos cada vez más complejos para proteger su propio punto de vista e hipótesis de partida. Es decir, una persona puede actuar estúpidamente y defender su opinión simplemente haciendo razonamientos cada vez más alejados de la realidad y complejos que, si bien denotan inteligencia, están alejados del problema real que se está tratando. Cabe recordar que la inteligencia general no está relacionada con la propensión a caer en sesgos cognitivos (Teovanoniv, 2015). El caso habitual son las discusiones donde se busca tener la razón y ganar el debate (con abstracciones y razonamientos innecesariamente complicados) en vez de encontrar una solución.

  • Estúpidos automáticos (Langer, 1989): la estupidez es aplicar reglas –que en otras situaciones funcionan o no– en tareas de tal manera que desconectamos de la realidad de la tarea. En otras palabras: poner el piloto automático y equivocarte repetidas veces persistiendo en ese error porque no le dedicamos los recursos mentales adecuados. Un ejemplo cotidiano: rellenar formularios online importantes y  equivocarte continuamente en un campo (a veces incluso el mismo siempre) y tener que empezar de cero otra vez por no prestar la debida atención.

  • Miopía metacognitiva (Friedler, 2012): la estupidez viene de la dificultad de pensar en cómo estamos razonando. Algunos problemas requieren de hacer inferencias más allá de los elementos dados. Todo es fácil una vez que conocemos la solución, pero razonar sobre cómo estamos razonando para llegar a una solución es  muy difícil. Es una gran dificultad humana la de cuestionar nuestro propio razonamiento. Preferimos la seguridad al malestar de la incertidumbre. Este modelo propone la estupidez como consecuencia de la dificultad de buscar otras maneras de hacer razonar para no hacer estupideces.

  • Autoorganización crítica (Perkins, 2002): Perkins toma el concepto de autoorganización de la física de sistemas complejos. En su modelo la estupidez vendría a ser una actividad intensa y persistente en un momento inadecuado, sería un fallo en la autoorganización del sistema de conducta del individuo y su entorno que provoca un colapso de este sistema.

Lo que tienen en común estos enfoques es que son normativistas. Interpretan la conducta irracional desde fuera, estableciendo unos marcos normativos establecidos a priori. Si bien muchos usan pruebas experimentales para construir sus modelos, no dejan de estar construidos desde ideas sobre lo que debería ser la estupidez . El estudio de Aczel pretende ir más allá y explorar qué consideramos estúpido y cuáles son los componentes de la estupidez desde una perspectiva social. Para ello localizan situaciones estúpidas del día a día en internet y de participantes voluntarios offline. Buscan por palabras clave del tipo «stupid thing to», «stupidity» en medios de comunicación, blogs populares y foros de internet. En cuanto a historias del día a día piden a 20 estudiantes que anoten cada día una historia real donde alguien haya hecho algo que ellos clasifiquen como estúpido. Así consiguen una base de datos de situaciones potencialmente estúpidas. Después se elaboró otra base de datos con posibles factores psicológicos que influirían en que alguien haga estupideces a través de la revisión de publicaciones y sugerencias de expertos.

Con estas dos bases de datos, la de situaciones estúpidas y la de posibles factores psicológicos implicados, se lleva a cabo la evaluación: se pide a los participantes (154 húngaros) que evalúen las historias contestando una batería de preguntas para cada una. Estas preguntas sirven para que los participantes evalúen si la acción es estúpida o no, la responsabilidad que tiene el protagonista de la historia, la gravedad de las consecuencias, la comicidad de las mismas y seleccionar de una lista los factores psicológicos implicados –a su parecer– en la historieta. Así, con las valoraciones de las historias se puede llevar a cabo un análisis de datos para extraer los factores psicológicos compartidos en mayor medida por todas las historias.

Así, a través del análisis del perfil latente se extraen los componentes principales que conforman a una situación como estúpida. Podemos ver este tipo de análisis como la manera de encontrar (a través de técnicas matemáticas) los pilares sobre los que se asienta el edificio. En este caso los principales factores (los pilares del ejemplo) que son útiles a la hora de clasificar una situación de estúpida son tres:

  • La falta de practicidad. La persona sabe lo que hace pero lo hace mal y buscando soluciones estrambóticas que no son prácticas y no se adecúan a la situación.

  • Falta de control. La falta de control lleva a que se cometan estupideces al no inhibirnos de hacer cosas con resultados catastróficos o no poder postergar una acción que nos lleva a hacer una estupidez.

  • La ignorancia valiente. El principal predictor de una futura estupidez. Cuando la persona se mete en situaciones que requieren de más habilidades de las que se poseen, pero se sienten seguros de si mismos.

Nadie está a salvo de hacer una estupidez. Ahora por fin tenemos una visión de conjunto sobre lo que significa la estupidez y como podemos acabar cometiendo alguna. Hay que tener en cuenta que existen entornos donde podemos aumentar fácilmente nuestras posibilidades de ser un ignorante valiente, perder el control o ser poco prácticos. Tomar sustancias, un apoyo social desmedido o entornos donde no se nos da un feedback realista son situaciones que pueden propiciar la estupidez.

En definitiva, ahora disponemos de un primer marco de clasificación de estupideces que será seguramente útil en reuniones de amigos, cenas familiares y lo más importante: tomar nota de nuestra propia conducta. Ahora podemos volver al gif animado del comienzo y analizar como la falta de practicidad y la ignorancia valiente llevan al protagonista a cometer una gran estupidez.

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7 thoughts on “¿De qué hablamos cuando hablamos de estupidez? Estupidez: un enfoque científico

    • jajajajaaja me he pegado unas buenas risas. Da para analizar el video a través de la propuesta de Aczel. La verdad es que me da la impresión de que sí debería existir una escala validada de estupidez. ¡Ojalá la ciencia avance en ese sentido!

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