Quemados por el trabajo, ¿trastorno psicológico o nuestro día a día?

Actualmente no es difícil escuchar a amigos, conocidos y compañeros de trabajo decir frases tales como “estoy cansado de este trabajo”, “ya no puedo más” y “estoy quemado”. Estas verbalizaciones informales hacen alusión de manera más o menos precisa a un problema psicológico al que no se le ha prestado demasiada atención hasta hace pocos años: es el llamado Síndrome de Burnout o Síndrome de Quemarse por el Trabajo.

Casi todo estamos familiarizados en cierta medida con el problema del burnout hoy en día. Este es es un tema que goza de relevancia científica y, en menor grado, social. Como muestra de ello, una rápida búsqueda (palabra clave: burnout; años: desde 2004 a la actualidad) en algunos medios de comunicación sugiere que el burnout es un tema con cierta cobertura informativa: 107 noticias entre EuropaPress (5), El País (28), El Mundo (44) y El Confidencial (30). Cabría decir que no son todos los que están ni están todos los que son (estos diarios no tienen su fuerte en los buscadores). A nivel académico, también se encuentra un rápido crecimiento en el volumen de investigación en el campo (Aguayo, 2013).

El burnout, además, se caracteriza habitualmente por tres dimensiones: el cansancio emocional, la despersonalización y la baja realización laboral

¿A qué responde este aumento de interés? Lamentablemente, por ahora, no disponemos de información suficiente para conocer la problemática del burnout en nuestra sociedad con la certeza deseada, ya que su prevalencia es bastante difícil de estimar debido, fundamentalmente, a una falta de acuerdo en su conceptualización y en los criterios que establecen su gravedad. A pesar de ello, podemos afirmar que los problemas laborales relacionados con el estrés han aumentado en las últimas décadas (Eurofound, 2012; Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo, 2012; Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, 2010). Este aumento de problemas de origen psicosocial tiene que ver con varios aspectos: la mejora de las condiciones físicas de los trabajos, asimismo de la legislación en materia de prevención de riesgos laborales de origen físico, el aumento de la implicación de las empresas en la realización de programas de prevención, e igualmente en las exigencias mentales y emocionales de los trabajos (INSHT, 2007; Gil-Monte, 2005; Luceño, Martín, Rubio y Jaén, 2008). Por supuesto, la globalización y la reciente crisis económica tienen repercusión en el aumento de este tipo de problemas (Moreno-Jiménez y Garrosa, 2013). Además, en el caso de España se puede añadir la amplia representatividad del sector servicios en el mercado laboral, siendo este uno de los principales en los que surgen problemas psicosociales (Moreno-Jiménez y Garrosa, 2013).

El Síndrome de Burnout es un problema psicológico que se engloba dentro de los mencionados riesgos laborales de origen psicosocial. Actualmente, existe un acuerdo generalizado entre los investigadores para definir este trastorno como una respuesta a los estresores laborales durante periodos prolongados (Aguayo, Vargas, De la Fuente y Lozano, 2011; Leiter, Bakker y Maslach, 2014). A modo de metáfora, Schaufeli y Buunk (2003) describieron el burnout como la extinción de un fuego o el agotamiento de una batería. Al principio el fuego arde con intensidad y la batería contiene toda su energía, pero con el tiempo, el fuego se apaga lentamente y la batería se descarga poco a poco, a menos que se haga algo para reavivarlo o recargarla. De la misma manera, los trabajadores que sufren este síndrome van agotando sus energías y su capacidad de compromiso y de trabajo.

El burnout, además, se caracteriza habitualmente por tres dimensiones: el cansancio emocional, la despersonalización y la baja realización laboral. El cansancio emocional alude a un sentimiento de falta de energía y agotamiento de los recursos emocionales. Las personas sienten que no tienen la energía que solían tener y que no pueden dar más de sí mismos en su trabajo. La despersonalización se caracteriza por sentimientos de desapego hacia el trabajo y el desarrollo de una actitud indiferente y cínica hacia clientes o pacientes, compañeros de trabajo y la organización para la que la persona trabaja. Los profesionales intentan distanciarse de los clientes y compañeros ignorando las características que los hacen humanos y viéndolos como objetos impersonales. Finalmente, la baja realización personal se refiere a la tendencia de evaluarse negativamente en relación a la capacidad de trabajo. Los trabajadores perciben que no desempeñan bien su trabajo y que no están cumpliendo con los objetivos (Maslach y Jackson, 1981).

Se considera que una persona está quemada por el trabajo cuando siente cansancio emocional, mantiene conductas de despersonalización y tiene una actitud negativa de sí mismo con respecto a sus tareas laborales. Además, las personas que están quemadas por el trabajo suelen manifestar una serie de síntomas cognitivos como infravaloración por parte de compañeros, irresponsabilidad, impaciencia, intolerancia; emocionales, por ejemplo, culpa, frustración, irritabilidad, tristeza; y conductuales, tales como aislamiento, no colaboración, enfrentamiento, etc. (Gil-Monte, 2005).

Sin embargo, ahí no se acaba el proceso. El padecimiento de burnout por largos periodos de tiempo repercute de manera negativa sobre el trabajador y sobre la organización para la que trabaja. Las personas pueden sufrir:

  • problemas físicos: malestar general, dolores de cabeza, fatiga, trastornos del sueño, problemas gastrointestinales, hipertensión, asma, trastornos cardiovasculares, dolores musculares, amenorrea, pérdida del apetito y pérdida de peso (Kahill, 1988; Melamed, Shirom, Toker, Berliner y Shapira, 2006);
  • trastornos psicológicos: desazón, irritabilidad, desgana, sentimiento de estar aislado, desasosiego, impotencia e incompetencia (Burke y Greenglass, 1993); y
  • problemas de comportamiento: desidia, hiperactividad, contrariedad, desconfianza, aumento de los problemas familiares, de pareja o con los amigos, pérdida de calidad de vida y abuso del alcohol o de las drogas (Chan, 1998).

Los problemas que se suelen observar en los entornos de trabajo son: menor compromiso con la empresa, cambios en la relación con los compañeros, absentismo, presentismo decremento en la calidad y cantidad de trabajo, baja satisfacción laboral y rotación y abandono del trabajo (Gil-Monte, 2014).

El burnout se ha estudiado tradicionalmente en personas que trabajan de cara a otras personas (enfermeros, médicos, docentes, policías, etc.). Sin embargo, han ido surgiendo estudios que apuntan a que cualquier tipo de trabajador puede sufrir este trastorno (Manzano-García y Ayala-Calvo, 2013). En España entre el 3% y el 56% de los profesionales sanitarios están en riesgo de sufrir burnout (Gil-Monte y Moreno-Jiménez, 2007), el 32% de los policías nacionales (De la Fuente, Aguayo, Vargas y Cañadas, 2013) y entre el 26% y el 43% de los profesores de educación secundaria (Aguayo, García y Marín, 2015). Como dije anteriormente, aunque no se conoce la prevalencia de este síndrome, sí se puede afirmar –a la luz de estos trabajos– que es un problema laboral relevante.

Para poder valorar su nivel de burnout, pueden recurrir a este test. Son quince preguntas que evalúan tres dimensiones: agotamiento, cinismo, y eficacia profesional. A cada afirmación ha de responder según esta escala:

0 = Nunca / Ninguna vez
1 = Casi nunca/ Pocas veces al año
2 = Algunas Veces / Una vez al mes o menos
3 = Regularmente / Pocas veces al mes
4 = Bastantes Veces / Una vez por semana
5 = Casi siempre / Pocas veces por semana
6 = Siempre / Todos los días

Estas son las preguntas:

  1. Estoy emocionalmente agotado por mi trabajo
  2. Estoy «consumido» al final de un día de trabajo
  3. Estoy cansado cuando me levanto por la mañana y tengo que afrontar otro día en mi puesto de trabajo
  4. Trabajar todo el día es una tensión para mí
  5. Puedo resolver de manera eficaz los problemas que surgen en mi trabajo
  6. Estoy «quemado» por el trabajo
  7. Contribuyo efectivamente a lo que hace mi organización
  8. He perdido interés por mi trabajo desde que empecé en este puesto
  9. He perdido entusiasmo por mi trabajo
  10. En mi opinión soy bueno en mi puesto
  11. Me estimula conseguir objetivos en mi trabajo
  12. He conseguido muchas cosas valiosas en este puesto
  13. Me he vuelto más cínico respecto a la utilidad de mi trabajo
  14. Dudo de la trascendencia y valor de mi trabajo
  15. En mi trabajo, tengo la seguridad de que soy eficaz en la finalización de las cosas

Pueden utilizar este cuestionario para reflexionar sobre su situación o, si quieren comparar sus puntuaciones con las de una muestra española, pueden revisar los baremos aquí.

5 thoughts on “Quemados por el trabajo, ¿trastorno psicológico o nuestro día a día?

  1. Buenas,
    Muy interesante el tema, no sé si es simple efecto Forer, pero me siento identificado en cierto grado. Tendré que probar el cuestionario.

    Respecto al aumento en la atención es curioso ver el pico de búsquedas que se produjeron tras el incidente de Andreas Lubitz (Germanwings):
    https://www.google.es/trends/explore#q=burnout%20syndrome&cmpt=q&tz=Etc%2FGMT-1

    Mirando un poco más atrás, es fácil ver cuándo apareció el término en la literatura y cómo se popularizó en los 80:
    https://books.google.com/ngrams/graph?content=burnout+syndrome&year_start=1800&year_end=2000&corpus=15&smoothing=3&share=&direct_url=t1%3B%2Cburnout%20syndrome%3B%2Cc0

    Saludos

  2. Hola Crul,

    gracias por tu comentario. Efectivamente, los gráficos muestran la evolución del interés en este problema desde que apareció en 1974 y se popularizó a partir de 1981 con el cuestionario Maslach Burnout Inventory.

    Saludos

  3. Bueno el artículo.

    Si las empresas y el estado cerril entendieran no sólo las bajas laborales, en horas, si no la pérdida de productividad que produce el dar más «caña» en el trabajo, otro gllo cantaría.

    Conocí algún centro de trabajo que incluso si veían a los empleados reírse durante las horas de trabajo, pensaban que estaban haciendo algo mal a nivel de dirección de personal. Patético.

    Saludos.

  4. Es fácil quemarse en un trabajo que no respeta los períodos de descanso, o no siempre y tampoco las vacaciones que corresponden por ley. Un trabajo que tiene, en los fines de semana, su pico de actividad. Un trabajo en que el patrón, de forma constante, te marca las normas que cree convenientes pero no se aplica a él mismo, que te dice: «para exigir hay que cumplir», pero no te cotiza más de una sexta, o menos, parte, del tiempo efectivo de trabajo. No te paga los pluses, pagas extras y demás complementos que tienes derecho, no te permite cenar su producto – estoy hablando de una pizzería de reparto a domicilio -, te viste con una ropa rota y desgastada y no gasta en mantenimiento de las herramientas de trabajo – ciclomotores -, mientras te recuerda que hay que dar buena impresión general al cliente, tanto en lo que al producto se refiere, como al servicio de reparto y al personal, pero aumenta la zona de reparto a toda la ciudad, a costa de otras franquicias de la misma marca, cuando antes sólo se aceptaban pedidos de una zona delimitada de tres barrios, y siquiera tiene la decencia de establecer un suplemento por aumento de la carga de trabajo… Lo que si aumenta es el tiempo de demora en el reparto, ya que no contrata nuevo personal, está exigiendo moto propia para entrar a trabajar y nadie quiere, lógicamente, trabajar con esas condiciones… Lo de los períodos de descanso, es en mi caso particular, pues me encargo del buzoneo publicitario, por las mañanas, cuando, con suerte, salgo de la pizzería a las 0:00h. – habitualmente soy quien cierra tienda y junto al encargado, recogemos , lavamos cacharros de cocina, barremos y fregamos el local, a menudo salimos a la 01:00h. o más – Y cuando llego a casa, aún he de cenar y sacar al perro, dado que no nos deja comer pizza, ni nada… Y uno no se larga de ahí, por no saber que va a encontrar que, además, sea estable y no temporal… Voy mirando de tanto en tanto y lo poco que encuentro adecuado a mi currículo, no convence… Eso, lo último, es lo que más me quema… Verme atado a un trabajo que me tiene hastiado, eso es lo peor…

    • Estas en una situación nefasta. Es normal que estes quemado. Además se que el trabajo no es lo peor, son las formas, la dirección o protocolo absurdo que tienes que seguir, por que te ha dicho tu jefe que lo hagas asi. Te están esclavizando. Además que están incumpliendo la ley y deberias de denunciarles. Perderás el trabajo pero ganaras mucho más y no solo para ti. A estas practicas abusivas tenemos que plantarnos. Ánimo que hay afortunadamente muchas personas a las que les importa tu situación. Tenemos que poner entre todos para no permitir esto.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *